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Jose Emilio Pacheco en el contexto de mi
comunidad
Valentin Hernández Triano
25 de febrero del 2016
José Emilio Pacheco, poeta, narrador, ensayista y traductor mexicano,
cuya cultura literaria y sensibilidad poética lo convirtieron en uno de los
miembros más destacados de la llamada Generación del Medio Siglo nos presenta en
su obra “Las batallas del desierto” una novela histórica, donde se narra la
historia de un México olvidado, un México que muchos pensarían que no existió,
un México que entre sueños nuestros abuelos podrían describir más o menos las
mismas características que el autor nos presenta.
Debido a que el autor es
contemporáneo de los hechos que se relatan, y por el lenguaje coloquial y
simple me atrevo a pensar que es un diario de su vida que presenta
manifestaciones políticas y hasta religiosas, aunque realmente no exprese una
profundidad por cada ideología.
El origen de la obra es una cascada de vivencias que el autor guarda en
su memoria, en los recónditos lugares de su mente, iniciando a finales de los
1940 continuando la secuencia
cronológica hasta los años sesenta; él ahora nos comparte esas vivencias sin
dejar de lado su naturaleza narrativa, típica, que lo ha convertido en uno de
los miembros más destacados de la llamada Generación del Medio Siglo.
La historia comienza con Carlos describiendo al México de los ’40:
personajes, programas y canciones de moda, los avances de la industria
automotriz, las condiciones políticas del gobierno de Miguel Alemán y la
creciente influencia de los Estados Unidos en el país; -“Me acuerdo, no me
acuerdo: ¿qué año era aquel?”-, así escribe el autor en el inicio de su obra y
nos hace pensar ¿realmente existía ese México?, ya que no lo conocimos.
Si en google buscamos “imágenes de México en los 40” nos muestra
rápidamente imágenes en blanco y negro de un estadio en construcción, un
tranvía y mucha gente con traje caminando en las calles, un grupo de señoras con la falda arriba de la
rodilla y lentes un poco extraños; esas imágenes se pueden tener en la mente y
José Emilio Pacheco las saca y las describe para que el nuevo México las
conozca.
Muchas personas al contrario de lo que expresa el libro conocen
McDonalds, Burguer King, plazas comerciales con tiendas de ropa y zapatos que
ni idea que existían; nuevos términos como: quemar cd. Memoria Ram, plasma,
Xbox, internet, email; nuevos artistas como: Gloria Trevi, Mónica Naranjo,
Martha Sanchez, Mc Hammer, Back Street Boys; también nuevos autos: Topaz,
Phantom, Spirit, Shadow, New Yorker, Guia.
¿Qué dirían los personajes de esa época si vinieran a este tiempo?, creo
que lo mismo si nosotros diríamos si regresáramos al pasado y viviéramos lo que
el autor describe en Las batallas en el desierto; encontrarme con que casi no
había plásticos, y abundaba la madera, había muy pocas sandwicheras,
licuadoras, lavadoras, refrigeradores, no se diga de juguetes electrónicos, si
acaso radio, ya que la televisión era un aparato de lujo que solo los ricos
tenían, y los que la tenían se reunían
en familia para ver un programa y dejarla enfriar ya que era de bulbos, todos
leían; ellos no se la pasaban como hoy, con los celulares en la mano, con las
tabletas electrónicas descargando aplicaciones y “curioseando” los perfiles de
Facebook de otras personas, no había malicia, al confesarse con el sacerdote te
daba unas palmaditas y te mandaba a rezar un padre nuestro y un Ave Maria; hoy
excomulgan, los mismos sacerdotes se involucran en aberraciones la malicia ha
crecido y ha cambiado el modus vivendi de la ciudad.
80 años no pasan en vano, es por eso que el señor del costal que vivía
entre la Doctores y la Roma, lo que le decían La Romita, ya cambió su estilo,
ahora busca en perfiles de Facebook a niños que secuestrar, de paso a los papas
o alguna señora que le guste exhibir sus joyas, autos y viajes al extranjero,
-“esa señora tiene lana”- dice el señor del costal.
Y ¿Qué decir de la política? Siempre ha sido, es, y será un asco, un
nido de ratas, de favores, de compadres, de todo y un poquito de ayuda al
ciudadano, Miguel Alemán, tenía su comitiva, unos pistoleros con permiso para
matar, lo que hoy son los guaruras, los clásicos “Guarros” esos pistoleros eran
de miedo, con ellos llegaba el presidente, joven, simpático, brillante,
saludando a bordo de un camión de redilas; aplausos, confeti, serpentinas,
flores y muchachas que se quieren acercar a él, toda esta bulla era para poder
inaugurar el viaducto que todavía lleva su nombre, también inauguró Ciudad
Universitaria, todos lo querían, dentro del odio generado por la negatividad de
las cosas que siempre acostumbramos ver, o como dicen el frijol en el arroz.
Pero con el tiempo la política no ha cambiado en gran cosa y hoy por hoy
tenemos también a una política de asco, un nido de ratas, de favores, de
compadres, de todo y un poquito de ayuda al ciudadano, Enrique Peña Nieto,
también tiene su comitiva de guaruras, esos que todavía siguen dando miedo, su
“Guardia Suiza” que le ha guardado juramento como al Pápa, de protegerlo y
ocultar a quien se interponga en su camino, amonestar, infraccionar y quien
sabe qué más cosas son capaces de hacer; también llega , joven, simpático,
brillante, saludando a todos pero ya no sobre un camión de redilas, sino en un
avión presidencial que bautizaron con el nombre de José Maria Morelos Y Pavón” un
avión de $6,000,000,000.00, ahora llega sin confeti ni serpentinas, ya que es
un gasto innecesario, y el gobierno no puede desperdiciar ni gastar en
frivolidades el dinero porque es de los mexicanos, producto de nuestros
impuestos, él llega con cientos de cámaras y periodistas, un espacio pagado en
TV para máxima publicidad y también llega a inaugurar carreteras, edificios,
construcciones y proyectos que posiblemente ni se terminen en su sexenio.
José Emilio Pacheco, miró hacia el México que pasó, pero no sabía que
décadas más adelante se seguiría viviendo casi la misma historia. Los
periódicos de ese entonces decían: “El
mundo atraviesa por un momento angustioso”. Los libros de texto
afirmaban: “Para el impensable año 2000 viene una plenitud de bienestar universal”.
Se refería a que llegaríamos a tener: ciudades Limpias, sin injusticia, sin
pobres, sin violencia, sin congestiones y sin basura; a nadie le faltará nada.
En sentido común puedo decir que José Emilio Pacheco, se refirió en su
ensayo a el México de ayer hoy y siempre, los tiempos en los que el autor vivió
parece que son los mismos tiempos de hoy a no ser por la modernidad, basta con
ver los tabloides del día o las noticias para saber que realmente nada ha
cambiado, sin embargo, estamos en un México que avanza en población, crece en
delincuencia, y se desborda de alegría al ver el final de la novela o la copa
de fut-bol; nada ha cambiado, Las batallas del desierto se han convertido en
las batallas del hambre, las batallas de la corrupción, las batallas de la
pobreza, batallas que quizá nunca lleguemos a vencer.
Les invito a ver el siguiente video que ha sido inspirador para mi ensayo, contemplemos con nostalgia lo que sigue:
También les invito a ver el video de Juan Gabriel, hablando del mismo tema pero con una perspectiva diferente, el pueblo y el campo.
Gracias por leerme y espero les guste.
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